Mucha elfa llorona, pero ninguna sola

(ahí un articulillo de este número 7)

Cualquiera que se mueva con desenvoltura por el laberinto de las etiquetas metálicas, me dirá que simplifico. Que algunas de ellas pertenecen a grupos de metal sinfónico, otras militan en bandas de goth... Pues sí, simplifico. Para mí, todos estos grupos tocan metal élfico llorón, más o menos emparentados con el metal de dragoncitos. Se caracterizan por cierto tono épico-sinfónico ayudado por los teclados y por tener al frente una elfa con vocación de canto lírico frustrado. A mis oídos bifásicos, lo mismo les da Whithin Temptation, Lacuna Coil, Epica, After Forever, Sirenia o Tristania.

(Lacuna Coil)

Desde que Tarja Turunen –probablemente no la primera, pero sí la más influyente- destrozó Over the Hills and Far Away (para los jevis pokémons: es de Gary Moore) decenas de chicas estilizadas se han enfundado en trajes de época para zurear. Todas ellas reinas del hielo, émulas de Morathi, la hechicera bruja de los elfos oscuros. Con tan poquita alma como grasa. Con tanto ego como presupuesto para miriñaques y lamé. Así, algunos de sus compañeros deciden decapitarlas de vez en cuando, como le pasó a la propia Tarja con sus Nightwish, ahora al cuidado de Anette Olzon (La Castafiore + Bjork + Amy de Evanescence).

Evanescence

Puede parecer que tantas mujeres “frontwomen” son un signo de los nuevos tiempos. Y un cuerno. Siguen siendo las princesitas del cuento, tan artificiosamente femeninas como Leticia (Ortiz o Casta, qué más da). Tan floreros como las cantantes de pop analfabetas musicalmente. Una imagen de poder no son dos manos lánguidas de uñas pintadas sosteniendo un micrófono, sino dos garras sobre un mástil o unas baquetas... Sin embargo, Asa (bajista de Dracena) o Dana Duffey (Guitarrista de Demonic Christ) no crean vocaciones. Así, en las webs de anuncios musicales se puede leer “cantante femenina, buena presencia, busca grupo de power metal sinfónico en el que cantar”. ¿Buena presencia? ¿Acaso los tíos comentan en sus anuncios si están mazas? Estas chicas quieren seguir siendo buenas niñas –vale, algo distantes e inaccesibles, en mi barrio, calientapollas-, quieren ser adoradas por los chicos y, sobre todo, no asustarlos.

El Sueño de Mor-feo que toas las cosas

Lo siento, chicas, no rockeáis. ¿Por qué el éxito de Doro con Warlock o en solitario no provocó una epidemia de tías jevis con ovarios de adamántium? Sus herederas no son esta caterva de clones, sino más bien –y mal que me pese, porque me rompen los tímpanos- Sabina Classen o Angela Gossow. En mis fantasías, ambas agarran algunas de estas elfas gélidas por las coletas y se las echan a una horda de baterías y bajos de bandas de Grindcore vírgenes. Para que tengan de qué lamentarse.

AQUÍ, una pequeña enciclopedia de mujeres en el metal: